Para iniciar con cualquier relación es importante revisar cómo estamos funcionando con nosotras mismas. Incluso muchas relaciones ni siquiera las escogemos, simplemente se dan en las interacciones cotidianas de la vida.
Pueden ser relaciones pasajeras o de por vida, depende del impacto y grado compromiso que impliquen para nosotras. Sin embargo, el objetivo principal al vincularnos con otros seres es crecer internamente a través de los aprendizajes y experiencias que tengamos.
La madre Teresa de Calcuta decía:
“Que nadie venga a ti sin irse mejor y más feliz”.
En un nivel más elevado es identificar porque estamos atrayendo ciertas situaciones y cómo estamos colaborando en ello.
Te has preguntado alguna vez ¿cómo sería mi vida si no hubiera conocido a alguien? Y la verdad es que esa persona tuvo un acuerdo previo contigo para darte el regalo que te hizo mejorar como persona.
Recordamos las relaciones que han sido más significativas, sobretodo en las cuales aprendimos lo que sí o no permitiremos que nos suceda. Esto te enfoca en comprender que cada relación que tenemos es una contribución, el impacto que tendrá depende de nosotras.
Y al tomar responsabilidad de que cada relación que tenemos es un reflejo del nivel de amor que hemos evolucionado en nosotras mismas.
Al renovar tus ideas sobre las relaciones puedes disfrutar de mejores y más sanas interacciones con los demás.
De la ausencia surge el valor, del presente se construyen los recuerdos y del pasado la experiencia.
Todos queremos ser felices, aunque en ocasiones eso no sea la felicidad de otros o viceversa. Cuando aprendí que todos actuamos de acuerdo a nuestra propia satisfacción y felicidad, dejé de culpar o exigir a otros que cumplieran con mis ideas del amor.
Nos han programado para estar en una búsqueda constante por ser felices. Sufrimos porque nos aferramos a ideas erróneas de lo que es el amor, con malentendidos que corrompen nuestra verdadera naturaleza, la cual es amar.
Todo ya está dado, despréndete de ideas de falta porque ahí es donde viene nuestra neurosis e ilusión de no sentirnos amadas.
Amar no es sacrificio, no tienes que renunciar a nada por alguien más, es una elección y sobre todo un compromiso. Cada que sientes que estás sacrificando algo, realmente no estás amando.
El amor no es para los débiles. Se requiere de una gran fuerza interior para crecer tu energía y de los demás.
No puedes dar lo que no tienes, el amor se cultiva diario. No solo es dar, también es recibir. Ámate como toda una profesional, sé impecable en tus acciones, hazlo desde el corazón y verás que el resultado es natural
Para conectar con tu propio amor hay tres sencillas prácticas que puedes realizar.
1) Autoconocimiento
Encuentra la fuente de amor dentro de ti. Qué te inspira, cómo te sientes cuando haces algo que disfrutas, esa actividad con la cual puede pasar el tiempo y ni cuenta te das. Lo que hace que te conviertas en una flor abierta para compartir.
2) Compartir
Da a otros el amor que quieres recibir, comparte con las personas a tu alrededor. Las relaciones son como las plantas, qué tanto cuidas de ellas.
3) Acepta
Cada quien es como es, deja de lado las exigencias y en las situaciones que se presenten, pregúntate ¿qué haría el amor? en ello encontrarás mucha sabiduría y sobre todo objetividad.
Nos encantan los melodramas porque ahí podemos ver las interacciones y los juegos que presta, en donde los obstáculos para amarse son los que fortalecen el amor. Sin embargo en la realidad, quitar el drama nos lleva a que ese juego sea disfrutable y dulce.
Recuerda que somos actores con papeles escritos por el destino que decidamos marcar, y cada persona que llega a tu vida le permites o no tener un rol relevante en tu historia, pero tú eres la protagonista.
Disfruta cada instante, valora a cada persona con la que te encuentres y sobre todo ama.
Hasta la próxima.
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